Todas las personas que fui SNES

"Todas las personas que fui" de Alfonso Casas es un cómic que me recomendaron, me pillé en la biblio, me lo tuve que comprar, lo he regalado (y lo regalaré más veces) y ahora me lo tengo que volver a comprar. No puede no estar cerca. Asi de bueno me parece.

Va del propio autor y su viaje desde un agujero (depresión / crisis de identidad / escriba aquí su propia versión del agujero) hasta su reconciliación con el mismo.

Es el mejor libro que he leido sobre el tema. Equivale a varias sesiones de terapia, y de las buenas. Tengo la convicción de que todos los tipos de terapia son en el fondo lo mismo. En concreto, la historia me recuerda a IFS y el proceso de acceder a tu niño interior. Pero seguramente por que esto es un cómic e IFS tiene un gran componente de visualización. En el fondo, todas se basan en hacerte ver que mecanismos tienes grabados a fuego y que ya no te sirven. Cada una usa unas metáforas y técnicas que al final se tienen que traducir en que entiendas que te pasa y te dé herramientas para ponerte en marcha.

Alfonso te lo cuenta en este cómic de manera magistral. Los monstruos, Cris, la Sala de los Pilares, la secuencia de la mariposa... Insisto, te puedes leer "Todas las personas que fui" y te ahorras todas las sesiones de terapia iniciales para que empieces a entender qué te está ocurriendo.

Otra cosa que me encantó fue que por el título me esperaba que la historia fuera de una cosa (no puedo evitar ser un listillo) y resultó ir de la contraria. Una bonita sorpresa. No doy detalles para no joderte la historia aun más.

Aquí pego varios fragmentos que no quiero olvidar. La realidad es que no tiene mucho sentido porque su peso está en la unión del texto y la imagen. Si te vas a leer el libro y no quiere spoilers, no los leas.

Gracias a Ale por la recomendación.

Yo he visto esos colores, sé que existen.

No sé porqué le teneis tanto miedo a la oscuridad, si solo en ella puede verse la luz de las estrellas.

Sé que yo no soy asi, pero tampoco consigo ser el de siempre. Me he... perdido.

En algún momento, las cosas que me hacían feliz habían dejado de hacerme feliz.

Cris: esta parte del iceberg representa tu convivencia "pacífica" con los monstruos. A ti te parece que te hacen la vida imposible, pero lo que hacen es avisarte de que hay algo que debes atender. La parte oculta del iceberg es toda la mieeeeerda de la que llevas sin ocuparte demasiado tiempo.

Cris: Primero, tú te creas una pequeña zona de comfort. No es muy grande, lo que las inmobiliarias llamarían "con encanto". Pero entonces comienzan a aparecer unos monstruos ocupando un espacio de esa supuesta "zona segura", provocándote cierto malestar. Normalmente esto hace que la gente reaccione, pero tú no. Total, que al final la incomodidad es tan grande que con ello intentan expulsarte de esa zona de comfort y lanzarte de lleno a lo que he llamado "la zona de crecimiento", donde puedes evolucionar y desarrollarte como persona.

Cris: Los humanos sois como las luciérnagas. Vuestra luz viene de dentro.

Cris: Bienvenido a la Sala de los Pilares. La base sobre la que se construye todo tu sistema de creencias. Cuando tienes una crisis, lo primero que se derrumba es tu sistema de creencias. Lo que hacías hasta ahora y te funcionaba de repente deja de hacerlo. Y como consecuencia... todo tu mundo se tambalea.

Algunas de estas columnas se han quedado obsoletas y ya no sujetan nada. Otras solo son grandes losas que te impiden avanzar, y ahora que se han caído no tienes por qué levantarlas de nuevo.

Alfonso: Oye, y tú por qué me ayudas? Pensaba que te caía mal.

Cris: Qué va! Si en realidad nosotros te queremos! Bueno, básicamente te queremos... vivo. Sin ti no existiríamos: lo nuestro es como una simbiosis.

Cris: Pensar tanto en los caminos que no recorriste te impide disfrutar del que has escogido. En algún momento tienes que despedirte de ellos. No debes preocuparte por los caminos que has dejado atrás. Sino por todos los que se abren ante ti.

Alfonso: Pero, y si me equivoco?

Cris: Si avanzas no te equivocas. El verdadero error es quedarte inmóvil. Todo lo demás es... camino.

Cris: La terapia no es algo milagroso. Es como un paraguas: no impide que llueva pero te ayuda a no empaparte.

Cris: La estatua de las expectativas, la representación de todas las ideas que proyectaste (y proyectaron) sobre ti mismo. Cada vez está más alta. Al final pierdes las ganas de alcanzarla. [...] Tenías la mirada tan centradas en la meta que ni te fijaste en lo alto que habías llegado. La vida es mucho más que tus grandes metas. Sabes todas esas pequeñas cosas que creías que te "distraían" de alcanzarlas? Pues eso precisamente es la vida.

La vida es eso que te pasa mientras estás demasiado ocupado en cumplir con las expectativas. No esperes a haberte perdido esas "pequeñas cosas" para darte cuenta de lo valiosas que son.

A lo mejor estás persiguiendo unas metas que ya no te representan.

Tú eres mejor que ese. Porque él es ideal, pero tú eres real. Él nunca podrá existir, pero tú sí.

Cuando no encuentras el tiempo para parar, tu cuerpo lo hace por ti.

No entiendo el miedo que le tenéis al error. No puedes pasarte la vida tan asustado por fallar que te impida vivirla. Vivir es perfeccionar el arte de equivocarte mejor.

La vida es como una de esas bolas de nieve de cristal. Es frágil y tienes que manejarla con cuidado. Pero si no la agitas un poco, te estás perdiendo algo.

A: Si ya ni siquiera puedo dibujar, entonces, qué soy? C: Quizá te sorprenda, pero incluso si dejaras de dibujar, seguirías siendo tú.

Los recuerdos son como un hotel. Puedes visitarlos, pero no quedarte a vivir en ellos.

No puedes buscar la felicidad en un lugar que ya no existe.

Al fin puedo ver a todas las personas que fui. Todas me sonríen. Y en ese momento entiendo que siempre hay una versión anterior tuya que está orgullosa de hasta dónde has llegado.

Te pasas toda la vida buscándote para acabar entendiendo que siempre estuviste ahí.

No puedes sentirte siempre bien. Nadie puede hacerlo. La felicidad son momentos. No puede mantenerse en el tiempo.

Poco a poco fui pasando pantallas de aquel videojuego en el que el monstruo final era yo. Y resulta que no habîa que derrotarlo, sino abrazarlo.